Marina Planas

Instalación sonora compuesta de una mesa (50x68) un plato, tenedor, cuchillo, vaso y mantel blanco, postal (9cmx14cm) y ficha de las ventas de la postal. Imagen postal 1,35m x 2,10m. Audio que proviene de unos cascos. Video: Mohammed. Una vuelta a Mallorca en camello. 

(Fons Arxiu Planas)

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Agradecimientos: Toni Bestard por la cesión del vídeo. 

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En la imagen de la postal aparece el dromedario Mohamed que murió tras ingerir altas dosis de hierbas Túnel a sus más de 80 años. Posó para los turistas durante décadas en la playa de Palma y su imagen viajó por el mundo en forma de postal 13.069 veces en el año 1967. La venta de este tipo de postales producidas por Josep Planas atraía a los turistas que, año tras año, iban aumentando en número hasta llegar a la situación en la que nos encontramos hoy. Josep Planas estableció la iconografía visual durante las décadas de los 50, 60 y 70 que alimentaba la idea de Mallorca como lugar exótico aunque fuese a través de una ficción, para atraer más visitantes a nuestras islas. La imagen de Mohamed muestra el mundo utópico que se generaba a través de una ficción en un tiempo en el que el optimismo, el crecimiento económico y la apertura social y cultural se adueñaban de un país todavía bajo la dictadura de Franco y refiere a la utopía del turismo.

 

La ficha apunta a la idea del índice de la cual se puede hacer referencia al cuento de Borges "El Idioma analítico de John Wilkins" recogido en "Otras Inquisiciones" en la que aparece la clasificación de animales en la que estos se dividen en: “(a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (1) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas.”

 

Esta pieza destaca la práctica de aprender del ayer a través de los restos de los materiales que nos quedan y cómo estos configuran nuestra relación con el pasado y la construcción de su significado desde el presente. Aquí cabe apuntar la cuestión de la zona temporal que la postal y el archivo ocupan.

 

Teniendo en cuenta la evolución de la fotografía hacia la postal turística, lo más lógico sería hacer postales de burros, del “porc negre”, las payesas, la flor de almendro, las naranjas y el frito mallorquín. También se hicieron muchas, pero el caso de Mohamed es un misterio. No era un icono de la identidad mallorquina, de hecho era un pobre animal descontextualizado de su entorno, separado de sus compañeros y utilizado y mercantilizado como atracción turística en un territorio en el que no tenía ningún sentido pero que generaba una ficción premonitoria de la experiencia viajera.

 

Carmelo Vega, en “Lógicas del Turismo” explica cómo los primeros viajeros que hacían fotos de sus viajes se convirtieron en catalogadores de los lugares lejanos, los individuos y los objetos reduciendo todo eso que descubrían a aquello esencial, al estereotipo y al lugar común, construyendo así el mapamundi moderno, el museo imaginario y el gran archivo que todos consultaban. Más tarde la fotografía de viaje pasó de tener una función catalogadora, a la de ser un dispositivo icónico de atracción, un artefacto que seducía, una mercancía que nacía de los tópicos a partir de una visión determinista y eurocéntrica del mundo. Es precisamente aquí donde yace el misterio de la postal de Mohamed. Mohamed no era un estereotipo, ni una tipología de la identidad mallorquina. Mohamed era, en realidad, otro despropósito de las consecuencias del turismo.