Marina Planas

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Mediación con el colectivo de salud mental de Son Espases.

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Tomando como referencia el clásico del cine de terror, Los ojos sin rostro, con el colectivo de salud mental de Son Espases estuvimos trabajando, interviniendo y generando un panel de imágenes de archivo con el objetivo reflexionar sobre las diferentes prácticas que se han ejercido desde la psiquiatría y la fotografía y que años más tarde han demostrado no tener una base científica que las haya podido avalar.

 

Durante las últimas décadas del siglo XIX, los científicos intentaron explicar cada vez más las enfermedades psiquiátricas, el comportamiento delictivo y las disfunciones cognitivas en términos de biología defectuosa. Muchos investigadores buscaban pistas en la anatomía corporal externa y se medían y analizaban la forma del cuerpo, la configuración de la cabeza y los rasgos faciales. El auge de la fotografía contribuyó a estos esfuerzos, ya que las fotografías, no sólo permitían a los científicos documentar sus pruebas, sino que también facilitaban la reproducción y distribución masiva de imágenes relevantes. Por desgracia, los científicos que buscaban signos anatómicos a menudo exageraban sus hallazgos y sus diagnósticos muchas veces carecían de evidencia científica. Se diagnosticó erróneamente a personas, se les trató e incluso se les internó en instituciones basándose en un único aspecto anatómico y un síntoma.